Y por qué La Casa Marsten?

       Pues por una razón muy sencilla: porqué la mini-serie El Misterio de Salem’s Lot, emitida por TVE en 1985, fue la primera peli de terror que me impactó de verdad. Tenía por esos tiempos solo 12 años y me cagué literalmente de miedo y me marcó, para bien o para mal, para siempre. La casa Marsten era en un personaje más de la historia, con su sangriento pasado, su maligna influencia y esa siniestra imagen que me enamoró. Vaya, la casa que todo adolescente soñaría con tener algún día!

       En ese momento desconocía que era la adaptación a la pequeña pantalla del libro homónimo de un prometedor escritor llamado Stephen King. Y tampoco la literatura de terror estaba entre mis preferencias a la hora de escoger mis lecturas. Como mucho recordaba haberme leído El Castillo de los Cárpatos de Julio Verne y haber visto en 1982 el mítico y aterrador videoclip de Thriller de Michael Jackson. Ambos me encantaron pero hasta allí llegaba mi bagaje con el género.

       Pues bien, los episodios de la citada serie los emitían por la noche y los veía en la segunda residencia de mis abuelos que tenían en una urbanización rodeada de bosques. Un lugar tranquilo y relativamente aislado, ideal para ver series de terror. Venía a verla conmigo un amigo que tenía allí (y que aún conservo con orgullo). Los dos, con cierto “cangelo” en el cuerpo, nos quedábamos clavados en el sofá embobados frente a la televisión.
       Ya solo el inicio de cada capítulo con esa magistral y aterradora música compuesta por Harry Sukman en los créditos de apertura era de alucine! La imagen de La Casa Marsten tal como salía allí se me quedó graba a fuego en mi mente para siempre!




       La historia nos encantó, era deliciosamente aterradora. Recuerdo aún que hubo una escena en particular que hasta me tapé la cara con las manos, eso sí, con los dedos bien separados para poder seguir viendo la escena cuestión: cuando el desaparecido Ralphie Glick visita, ya como vampiro, a su hermano Danny apareciendo flotando en medio de una espesa y misteriosa niebla en la ventana de su dormitorio. Ahí me cagué de miedo como nunca. Recordáis la escena? Por si acaso aquí la tenéis.




       Cuando terminaban los episodios a medianoche la faena que tenía uno para irse a la cama con cierta dignidad y conciliar plácidamente el sueño… La peor parte se la llevaba mi pobre amigo que debía volver a casa en monopatín solo (pues yo no tenía valor para acompañarlo). El tío no frenaba en todo el trayecto (que era de fuerte bajada) hasta llegar su casa. Las calles a esa hora estaban desérticas y encima mal iluminadas! Una putada una toda regla! Aún ahora nos hacemos unas risas recordando esa anécdota.

       Una vez se terminó la serie de tan solo 4 capítulos estábamos tan alucinados que empezamos a fantasear con recrear cosas de la serie. No nos la podíamos sacar de nuestra cabeza.
       Y por eso, por ejemplo, empezamos a recopilar cosas de terror en una estantería en casa de mi amigo que lo llamamos El Taller del Terror. Teníamos animales de goma como arañas, ratas, murciélagos y otros bichos asquerosos, fabricábamos mini lápidas de madera y las plantábamos en tiestos lleno de arena, yo me hice una cruz de madera o una calavera con una vela encima (que aún conservo como podéis ver)




y recogíamos, comprábamos o creábamos cualquier cosa que se nos pasara por la cabeza relacionada con el terror.
       Todo esto en el fondo era una recreación de la fantástica habitación museo de joven Mark Petrie en la serie, un auténtico y alucinante templo dedicado al género del terror. Lo recordáis?








       También, y eso fue lo mejor, empezamos a organizar cada cierto tiempo la Casa del Terror. Consistía en hacer pasar miedo a nuestras hermanas pequeñas y a un amigo también más pequeño, vecino nuestro, a base de guiarlos por un recorrido lleno de trampas, sustos y decoraciones siniestras, todo de noche y por los jardines oscuros de la casa de mis abuelos en esa urbanización. En una de las ediciones llegué hasta a enterrarme vivo en medio de un simulado cementerio lleno de cruces de madera! Y va y la torpe de mi hermana me pisa y la broma a la mierda… Jajajaja.
       Hubo algunas otras fricadas más que hicimos y que también os podría contar, pero bueno, ya veis de qué iba el rollo. Todo para volver a sentir esas adictivas y potentes sensaciones que el miedo nos trasmitía a través del terror. El subidón de adrenalina que te daban los sustos era como una droga. Así que de forma gradual nos adentramos en ese género en sus diversas facetas.

       En 1988 leí mi primer de terror: un bolsilibro titulado El último reducto, del autor Ralph Barby. Lo encontró mi amigo por su casa y nos lo leímos. Alucinamos! Cayeron dos bolsilibros más y ya a partir de entonces pasamos a probar con las novelas.
       En 1990, por casualidad, encontré en una librería la novela El Misterio de Salem’s Lot, de Stephen King. Y como no podía ser de otra manera la compré y me la leí. Nuevamente disfruté un montón de la historia, ahora como lector! A día de hoy, casi 30 años después y con casi 500 lecturas de terror en mi haber, este libro sigue siendo de lo mejorcito que he leído nunca!

       Por todo esto, la icónica La Casa Marsten acabó siendo el perfecto referente para ilustrar mi perfil cuando me adentré en el apasionante mundo de los foros y las redes sociales. Esta casa me ha cambiado y me ha convertido en lo que soy. Así pues mi perfil tenía que ser La Casa Marsten.




Comentarios

  1. Es curioso que hace tres añoswuenos conocemos y que nos unió la misma pasión por el género de terror (en menor medida la mía), y que hablando de películas y series míticas de nuestra época, los dos coincidiéramos en la misma escena de la misma serie como punto de inflexión o de entrada en un género que a día de hoy nos sigue apasionando.
    Espero continuar tus reseñas y amistad durante muchos terrorificos años 👹👹

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    1. Que así sea para siempre. Y TANTO!
      Como dices, creo que esta escena que comentamos es una escena icónica del terror, sinó de todos los tiempos, al menos de los años 80 (aunque el telefilm se hiciera en 1979). No somos los únicos que aún la recuerdan con nostalgia y miedo.

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  2. A mi también me marcó y eso que cuando la estrenaron en la tv, si no recuerdo mal un martes y el segundo capitulo el otro martes de la semana siguiente, mis padres me mandaron a la cama por el grito que pegamos mi hermano y yo al ver la famosa escena de la ventana, hasta que no la reestrenó telecinco no la ví completa. El libro lo leí 3 veces y es mi preferido de terror, la adaptación de la serie es muy buena.

    Salió una edición en bluray que se ve increíble, mucho mejor que el dvd. Rula un ripeo con los dos audios en castellano que se doblaron.

    La serie marcó a toda una generación. La vuelvo a ver una vez o dos cada año y no me canso, es más, me pide el cuerpo verla de nuevo, esos vampiros siguen asustándome.

    Mola la cruz que te hiciste imitando la del hospital cuando se levanta la madre de los hermanos.

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